Qué es
La próstata es
la glándula sexual del hombre encargada de producir el semen. Es
del tamaño de una nuez y se encuentra debajo de la vejiga de la orina, rodeando
a la uretra. A diferencia de otro tipo de cáncer, el de próstata se caracteriza
por evolucionar de forma muy lenta. El cáncer de próstata es extremadamente
frecuente, aun cuando su causa exacta sea desconocida. Según los datos
facilitados por la Sociedad Española de Oncología Médica en junio de 2015,
alrededor de 29.000 hombres padecen esta enfermedad cada año, lo que la
convierte en la forma más común de cáncer masculino. Cuando se examina al
microscopio el tejido prostático obtenido tras una intervención quirúrgica o en
una autopsia, se encuentra cáncer en el 50 por ciento de los hombres
mayores de 70 años y prácticamente en todos los mayores de 90, aunque
gran parte de ellos no llegan a ser conscientes de la enfermedad ante la falta
de síntomas reconocibles.
Causas
Sobre la
base de las observaciones epidemiológicas se han sugerido cuatro causas
principales del cáncer prostático:
Factores genéticos
Aunque
existen indicios que involucran a los factores genéticos en la causa del cáncer
prostático, es difícil separar estos factores de los factores ambientales.
Estudios genéticos han mostrado que existe un gen específico del
cromosoma 1 o gen HPC-1 que aumenta la probabilidad de
contraer cáncer de próstata.
Factores hormonales
Varios
estudios han sugerido que los factores hormonales pueden tener importancia en
el desarrollo del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
- La dependencia de las hormonas andrógenas (masculinas) de la mayoría de los cánceres de próstata.
- El hecho de que el cáncer prostático no aparece en los eunucos.
- El hecho de que el cáncer prostático puede ser inducido en ratas mediante la administración crónica de estrógenos y andrógenos (hormonas femeninas y masculinas).
- La frecuente asociación de cáncer prostático con áreas de atrofia prostática esclerótica.
Factores ambientales
Quienes
emigran de regiones de baja incidencia a regiones de alta incidencia mantienen
una baja incidencia de cáncer prostático durante una generación y luego adoptan
una incidencia intermedia. También se han identificado varios factores
ambientales que podrían ser promotores del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
- Dieta alta en grasas animales.
- La exposición al humo del tubo de escape de los automóviles.
- La polución del aire, cadmio, fertilizantes y sustancias químicas en las industrias de la goma, imprenta, pintura y naval.
Agentes infecciosos
Se ha
considerado que los agentes infecciosos transmitidos por vía sexual podrían
causar cáncer prostático, sin embargo, los estudios epidemiológicos,
virológicos e inmunológicos han brindado resultados contradictorios. Los
estudios epidemiológicos han sugerido un aumento en el riesgo de cáncer
prostático asociado con un mayor número de compañeros sexuales, una historia
previa de enfermedad de transmisión sexual, frecuencia del acto sexual,
relación con prostitutas y edad temprana de comienzo de la actividad sexual.
En
contraste, otros estudios han sugerido que existe un mayor riesgo de
cáncer prostático asociado con la represión de la actividad sexual, como un
comienzo en edad más tardía, un pico más temprano y una cesación prematura de
la actividad sexual. Por otra parte, algunos trabajos han mostrado un mayor
riesgo entre los pacientes que nunca estuvieron casados y un riesgo aún mayor
entre aquellos que tuvieron niños, pero otros estudios no han mostrado una
correlación significativa con el estado marital o con el número de
hijos. De forma similar, los estudios de potenciales agentes infecciosos no
han brindado resultados concluyentes, como tampoco proporcionan pruebas
concretas para una causa inf
Síntomas
Los
síntomas de la enfermedad pueden tardar mucho tiempo, incluso años, en
manifestarse. En las fases iniciales, cuando el tumor está limitado a la
próstata, puede ser asintomático o acompañarse de síntomas obstructivos
leves fácilmente atribuibles a una hiperplasia benigna,
como son la incontinencia urinaria,
la disminución del calibre o la interrupción del chorro de orina, el aumento de
la frecuencia de la micción, sobre todo durante la noche, las dificultades para
orinar, la sensación de escozor durante la micción.
Cuando
los tumores son localmente avanzados se acompañan de síntomas obstructivos
claros, además puede haber hematuria (sangre en la orina) o signos de
infección (estos dos últimos son poco frecuentes). También puede generar un
dolor frecuente en la región lumbar
y dificultades en las relaciones sexuales.
Cuando se
trata de tumores avanzados puede aparecer edema o hinchazón de
piernas (debido al crecimiento de ganglios linfáticos regionales), dolores
óseos (por extensión tumoral al hueso) e incluso debilidad o pérdida de fuerza
en piernas (compresión de la médula espinal o de las raíces nerviosas).
También puede causar insuficiencia renal, pérdida de apetito y de peso o
anemia.
Prevención
El hecho
de que el cáncer de próstata tarde años en manifestarse es el motivo por el
cual es muy importante que las personas que tienen posibilidades de contraer la
enfermedad se sometan a exámenes médicos de forma frecuente. Es
importante recordar el hecho que el hombre tiene mayores posibilidades de
padecer la enfermedad a medida que envejece.
No está
científicamente demostrada la relación entre el consumo de determinados
alimentos y la reducción del riesgo de sufrir cáncer de próstata. Los
licopenos, sustancias antioxidantes presentes en los tomates y las sandías, o
las isoflavonas que se encuentran en la soja han sido objeto de
estudio en la prevención de este tipo de tumor; sin embargo los resultados no
han sido concluyentes, como recoge la Sociedad Española de Oncología Médica.
Tampoco
existe en la actualidad ningún medicamento preventivo. En un estudio que se
realizó en hombres con alto riesgo de desarrollar cáncer de próstata, la
administración del fármaco finasteride consiguió reducir un 25 por ciento el
riesgo de cáncer de próstata comparado con un placebo. Sin embargo, los efectos
secundarios provocados en estos pacientes, tales como descenso del
apetito sexual, impotencia y presencia de una mayor tasa de tumores de alto
grado (que tienen peor pronóstico), desaconsejan el uso de este fármaco hoy en
día como agente de prevención.
Tipos
El cáncer
de próstata se presenta en el 95 por ciento de los casos en el tejido
glandular, lo que se denomina adenocarcinomas. El cinco por ciento
restante es el cáncer neuroendocrino, que se origina en las células
pequeñas de la próstata.
Diagnóstico
A pesar
de la evolución lenta de la enfermedad y de la manifestación tardía de sus
síntomas, el cáncer de próstata puede diagnosticarse mediante pruebas
médicas. A través de un examen digital (palpamiento en la zona
afectada) o un análisis de sangre especial, se puede llegar a detectar la
enfermedad antes de que los síntomas se presenten. Tras una revisión física
general, el urólogo hará preguntas sobre los síntomas y antecedentes médicos, y
procederá a realizar algunos de los siguientes exámenes:
- Examen rectal digital (tacto
rectal): En
esta prueba, mediante un guante lubrificado, el médico inserta un dedo en
el recto (último tramo del intestino grueso) del paciente para detectar la
existencia de alguna área irregular dura (hinchazón o protuberancia), que
podría ser indicio de cáncer. A pesar de ser incómoda, se trata de una
prueba rápida e indolora.
- Análisis de sangre o prueba de
determinación del antígeno prostático específico. Esta prueba -de gran
utilidad en los llamados "cánceres silenciosos"- consiste en la
extracción de sangre para detectar la existencia de una sustancia
producida por la próstata llamada antígeno prostático
específico (PSA).
- Examen de orina: Con una muestra de orina,
el médico puede determinar si ésta tiene sangre o señales de alguna
anomalía, como podría ser una infección, hiperplasia
(agrandamiento) de próstata o marcadores tumorales.
- Ecografía transrectal
(TRUS): Uso
de ondas sonoras para crear una imagen de la próstata en una pantalla de
vídeo en la que se podrán detectar pequeños tumores. La colocación de la
sonda en el recto puede ser incómoda, pero no dolorosa. La prueba se
efectúa en la consulta médica y su duración oscila entre 10 y 20 minutos.
La ecografía transrectal es un método seguro pero caro, con una sensibilidad (probabilidad de diagnosticar la enfermedad cuando ésta realmente existe) alta del 97 por ciento y una especificidad (probabilidad de dar resultado negativo cuando no existe la enfermedad) más baja, 82 por ciento. Presenta una tasa elevada de falsos positivos (individuos diagnosticados como enfermos cuando en realidad son sanos) debido a la similitud ecográfica del cáncer y las inflamaciones benignas de la próstata.
- Biopsia de próstata: El diagnóstico del cáncer de próstata sólo puede confirmarse tomando una muestra de tejido (biopsia). La biopsia consiste en la inserción de una aguja en la próstata con la intención de extraer parte de su tejido celular y analizarlo. Este análisis permite confirmar o descartar la existencia de la enfermedad aunque, según algunos estudios, también puede dar origen a complicaciones.
Tratamientos
Este tipo
de cáncer se desarrolla de forma muy lenta, provocando que, en muchas ocasiones,
el tratamiento tenga que efectuarse durante un largo plazo de tiempo. Se debe
destacar, sin embargo, que si el cáncer se detecta en su primera fase,
cuando todavía se encuentra dentro de la próstata, el paciente puede
tener una larga expectativa de vida. Se recomienda asistir a un profesional
médico en cuanto se detecte alguna anomalía especialmente a la hora de orinar;
de esta forma, el médico puede detectar rápidamente la causa que está
originando el malestar. También se recomienda visitar el urólogo de forma
regular una vez se cumplen los 50 años.
El
tratamiento de la próstata depende básicamente del estado evolutivo de la
enfermedad. Datos como el grado, la etapa del cáncer o la edad y el estado de
salud del paciente son muy importantes para decidir el tratamiento a seguir.
Actualmente hay cuatro formas de proceder para reducir y/o extraer el cáncer de
próstata:
Cirugía
Procedimiento
que consiste en la extracción de la glándula prostática entera y
los tejidos ubicados a su alrededor. Algunas veces se extraen también
los ganglios linfáticos del área pélvica (parte inferior del abdomen,
localizada entre los huesos de la cadera). Este tipo de intervención, conocida
con el nombre de prostatectomía radical, se puede llevar a cabo mediante
dos tipos de procedimientos:
- Prostatectomía retropúbica: La extracción se efectúa a través de una incisión en el abdomen.
- Prostatectomía perineal: La intervención se lleva a cabo mediante una incisión en la área comprendida entre el escroto y el ano.
Radioterapia
Este tratamiento
se puede combinar con el de la cirugía, ya sea para preparar la zona afectada
para la extracción del tejido afectado o para intentar limpiar la zona después
de la intervención quirúrgica. En este caso, se puede proceder de dos formas
diferentes:
- Tratamiento interno (mediante la inserción
cerca del tumor de un pequeño contenedor de material radiactivo): Se
trata de un implante que puede ser temporal o permanente, y que al ser
extraído no deja ningún tipo de rastro radiactivo dentro del cuerpo.
- Tratamiento externo (aplicación de las radiaciones a través de máquinas externas): Este procedimiento, que tiene una duración de 6 semanas (5 días a la semana), consiste en la orientación de las radiaciones hacia el área pélvica.
Terapia hormonal
La
evolución del tumor está vinculada a la acción de la testosterona, una
hormona sexual masculina. El tratamiento hormonal tiene como objetivo
reducir los niveles de testosterona en el organismo o bien bloquear los efectos
de esta hormona sobre la próstata.
Observación permanente (efectuar controles
frecuentes de la zona afectada)
Se trata
de la observación y vigilancia del estado del cáncer. Esta opción se
recomienda especialmente a los pacientes mayores que sufren otro tipo de
enfermedades que pueden deteriorar su salud. Es importante destacar el hecho
que el cáncer de próstata es una enfermedad muy lenta, y por tanto el
tratamiento también se prolongará. En la mayoría de ocasiones los pacientes de
esta enfermedad vivirán con el cáncer, sin que sea éste, necesariamente, la
causa de su muerte.
FUENTE: http://www.dmedicina.com/enfermedades/cancer/cancer-prostata.html
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